Pues mira, ya que lo preguntas.
El análisis de sangre es por qué tengo una “enfermedad” hereditaria que lo único que necesita es hacer un seguimiento anual.
El pinchazo fue correcto, profundo en vena y un leve rascado al salir. Pero cuando la llamó para ver y comentar los resultados, 
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-Mira vamos a tener que repetir porque te está dando mal, el parámetro “X” y el “Y” y el “Z”.
-Y yo le digo, claro, la enfermedad que tengo hace que esos datos den esos resultados.
-Ah vale.
Y luego en otra, por teléfono determinó que un color que no estaba viendo no era lo suficiente para querer verlo con sus propios ojos aunque fuera en una foto (Cosa que si hizo el nuevo pediatra de mi hijo), o sea, que ¡¡¡si se puede!!! Esto en pandemia.
Antes de la pandemia, siempre que el pediatra (antiguo) pasaba de todo íbamos a uno privado (ahora que lo pienso, no sé porque lo hice, si es la mejor y la más barata).
Mamá primeriza no hacía na más que decir.
Lo peor es que conocimos a otros padres que hablaban bien de él. Tenía clínica privada, y por lo visto en ella era “encantador”.
Y ya no sigo …