Cazadividendos, notas de un viaje hacia la IF

Los orígenes

En esta entrega, a riesgo de que sea un poco pastelosa, un poco de contexto vital, que irá bien para entender cosas que explicaré en las siguientes.

Galicia siempre presente

Vengo de una familia humilde de A Fonsagrada, el municipio más grande de Galicia y probablemente uno de los más bonitos.

Me pasaba los veranos enteros allí con mis abuelos y sigo yendo cada año, salvo años muy especiales como este que acabamos de dejar atrás.

Mis padres, como tantos otros, emigraron en los años 60 buscando una vida mejor. En su caso escogieron un barrio trabajador en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona). No fue fácil y las batallitas familiares que aún hoy me explica mi madre así lo atestiguan:

Tu padre cobraba 12.000 pesetas de sueldo y 12.000 pesetas de horas extras

Estuvimos varios meses sin nevera porque no podíamos pagarla

Lo más importante era pagar el piso, el resto podía esperar.

No creo que fuesen diferentes al resto de emigrantes, pero eso no les quita ni un ápice de mérito. Era la época de la cultura de esfuerzo y de la austeridad y creo que, con su ejemplo, me las grabaron a fuego.

Mis padres

Mi padre estudió Formación Profesional, con beca, por supuesto. Fue el único de sus hermanos que tuvo la posibilidad de estudiar y siempre se consideró un privilegiado por ello. Incluso empezó a estudiar Ingeniería Industrial, pero suspendió matemáticas y ahí acabó la beca… y la ingeniería.

Aún así, siempre se esforzó por aprovechar sus posibilidades al máximo y de vez en cuando me recordaba que era el único de su oficina que no era ingeniero. Aprovechaba cualquier oportunidad de formación y promoción dentro de su empresa. Y le fue bien.

Todos dicen que físicamente me parezco mucho a él, pero mi madre siempre matiza que me parezco aún más en la manera de ser. De él heredé una curiosidad casi enfermiza y una serie de lemas que resuenan en mi cabeza a diario.

El sistema es de los listos

Creía firmemente el sistema beneficia a los que lo entienden y se preocupan de utilizarlo de la manera más beneficiosa para ellos. Y él intentaba entender el sistema y utilizarlo. Vaya sí lo hacía. Además, era curioso hasta la saciedad y estaba convencido de que

es mejor parecer tonto que serlo

Esta era una de sus respuestas preferidas cuando le decía que preguntaba demasiado. Recuerdo que preguntaba y preguntaba hasta que entendía perfectamente la situación y podía decidir cuál era la mejor opción. No era buena cosa ser abogado, ingeniero o médico y coincidir con él, porque no perdía la oportunidad para absorber toda su conocimiento :rofl:

Él me enseñó la importancia del trabajo y la determinación para conseguir tus objetivos y que

nada es imposible, sólo es difícil

Esta última frase de mi padre también caló mucho en mi, sobre todo porque la reforzaba con su ejemplo: “si yo lo he conseguido cualquiera puede hacerlo”. Hasta no hace mucho en el trabajo todos se giraban para ver mi reacción cuando alguien me decía “esto no se puede hacer, es imposible” :slight_smile:

En el otro lado está mi madre, todo prudencia y sentido común, capaz como nadie de escuchar atentamente, de intentar entender antes de juzgar y de guardar un secreto hasta sus últimas consecuencias.

La Sra. Cazadividendos sigue sorprendiéndose de que no le cuente según qué cosas porque me han dicho que era un secreto. “¿Ni a mi no me lo puedes contar?”. No, claro. Si te lo contase dejaría de ser un secreto :sweat_smile:

De mi madre me quedo sobre todo con su prudencia con el dinero:

El dinero no es importante hasta que no lo tienes

Lo barato sale caro

Hay que aprovechar las ofertas pero comprar calidad"

Gasta lo que necesites cuando lo necesites. Ni más ni menos: no gastes más porque tengas más, no racanees si lo vas a usar porque lo acabarás pagando dos veces…

La importancia del entorno

¿Por qué explico todo esto? Pues porque esas son las ideas con las que he sido bombardeado desde pequeño y me han marcado de manera muy determinante:

  • Curiosidad para entender cómo funcionan las cosas.
  • Esfuerzo y no dejar el futuro al azar. El “qué suerte tienes” no cuela. La suerte normalmente tienes que construirla a base de trabajo.
  • Ahorro o, mejor dicho, consumo responsable. Gasta en lo que necesites o te haga feliz y sé honesto al decidir qué necesitas o qué te hace feliz. Nunca gastes más de lo que ganes. El resto úsalo para apuntalar tu futuro.

Y pensándolo bien, esos tres pilares son las principales excusas que la mayoría esgrime (por lo menos conmigo) cuando quieres convencerles de que tienen que mejorar su situación financiera para apuntalar su futuro: no sé, no puedo ganar más y no puedo gastar menos. Conocimiento, esfuerzo y consumo responsable. El entorno afecta y mucho.

En la siguiente entrega, un poco de mi historia personal…

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