Brutal para coger perspectiva:
https://www.riverpatrimonio.com/post/el-portfolio-dragón-y-la-alegoría-del-halcón-y-la-serpiente
¿Dónde estamos?
Parafraseando a Artemis la última serpiente nació a principio de los ochenta . Una base demográfica favorable (los baby boomers) y una caída secular de tipos de interés (de 19% en USA en 1981 a cerca del 0% hoy) ha empujado el precio de activos más y más alto.
Con todo a favor esta generación ganaba más dinero que sus padres y era capaz de ahorrar e invertir con lo que el dinero fluyó hacia acciones, bonos y viviendas . Al mismo tiempo los tipos de interés bajaban, haciendo que más personas y empresas se endeudaran, en ocasiones para seguir invirtiendo en esos mismos activos, lo que aún hizo subir más los precios.
A día de hoy la situación es bien diferente. Los primeros boomers ya han empezado a jubilarse. Durante la próxima década se prevé que aun más de ellos lo hagan y empiecen a vender sus activos serpiente (acciones, bonos, vivienda) para cubrir sus gastos. En el lado de los tipos de interés nadie tiene ni la más remota idea de que pasará, aunque es cierto que estamos en mínimos históricos .
Según Cole un probable desenlace sea inflacionario . Lo que está claro es que las fases de declive seculares son siempre el resultado de un menor crecimiento, combinado con demasiada deuda, que termina en una crisis cuando aquellos que han de pagar la cuenta (personas, empresas y estados) no pueden hacerlo .
Ante la falta de crecimiento solo existen tres posibles maneras de eliminar esas deudas acumuladas: incumplimiento (con deflación), devaluación de estas (con inflación), o una combinación de ambas.
La gran mayoría de inversores no están preparados para el uróboro , la serpiente que devora su propia cola. Tras un boom secular de más de cuarenta años que ocupa la mayoría la experiencia inversora de gran parte de la población (si no toda) se han terminado por generar mantras de inversión y comportamientos que dirigen a la mayoría de inversores cada vez más hacia activos serpiente (acciones, bonos, vivienda) a costa de los activos más bien defensivos del tipo halcón (trend following, oro, long-vol).
Tanto el inversor como el asesor de inversiones medio ronda la cincuentena larga. Comenzó a invertir en los años noventa y era solamente un niño de párvulos durante el periodo de estanflación de los años setenta. Incluso los inversores más veteranos han vivido prácticamente toda su vida en un mercado alcista para acciones y bonos . Sin embargo, el periodo alcista que comprende de mitad de los años ochenta hasta la actualidad (especialmente en EEUU y otras economías desarrolladas) es una anomalía histórica.
Se trata de un periodo totalmente atípico si lo comparamos con cualquier otro periodo de la historia económica. El mayor mercado alcista jamás observado. Ahora bien, para quien lo ha vivido en sus propias carnes, esto es sencillamente lo normal, lo de toda la vida.
Pocos tienen en cuenta que un índice de acciones americanas hubiera perdido cerca de un 90% en los años 30 tardando más de dos décadas en recuperarse (en algunas economías se hubiera perdido el 100%). O que en los 70 los bonos perdieron un 25% mientras que a su vez quien comenzara la década invirtiendo en acciones hubiera tenido que navegar 15 largos años en pérdidas hasta recuperarse. Los mantras de inversión actuales ignoran estos periodos .