Pues aunque pueda parecer otra cosa, estamos bastante de acuerdo en todo.
Antes de nada, sí, estoy con IB. Ahí puedes usar efectivo como margen, bloqueando el valor total (precio de ejercicio x 100). En general, no me planteo operar con margen. Soy muy conservador.
Creo que la cuestión es que tú ves la venta de puts como una estrategia autocontenida de operaciones de trading. Así, cuando dices perder 250€ es realmente, eso, perder 250€. La opción llega a su expiración dentro del dinero y, como lo último que deseo es que me asignen unas acciones que no quiero, cierro la operación, comprando la put a una prima mucho mayor que la que pagué. Visto así, es trading puro y duro. Estoy contigo en que parece mucho riesgo y esfuerzo para poca recompensa. Hoy por hoy no lo haría.
El matiz es que yo uso esa estrategia como refuerzo o complemento de otra central que es la propia construcción de la cartera DGI. Para mí, una put que expira en el dinero no significa una pérdida de 250€, sino comprar acciones que quiero a un precio (en ese momento) por encima de mercado. Por supuesto, esto lo puedes ver como hacerse trampas al solitario (no estoy más que aceptando una minusvalía latente en lugar de una pérdida realizada) y, como dices, es irracional comprar a 4 algo que vale 3. El matiz está en el aspecto temporal. Cuando vendí la put la acción estaba a 5 y sin duda hubiera comprado encantado a 4. Visto con un ejemplo: yo ahora tengo vendida una put de MMM a 152,5. Es cierto que puede bajar a 140 y que cuando se me asignen haya resultado un “mal negocio”. Pero la cuestión es que, como me parece buen precio, aunque no tuviese la put vendida muy posiblemente también comprase cuando llegase a 152,5. Si siguiese bajando hasta 140, me encontraría en la misma situación que habiendo vendido la put, solo que sin haber cobrado la prima.
Creo que esto enlaza con lo que dices de que nadie regala nada. Por los propios principios del libre mercado, cualquier transacción comercial libre se produce solo cuando ambas partes esperan ganar algo de ella. En este sentido, no lo veo muy distinto a una compraventa de acciones. Con las acciones, simplificando mucho, uno compra porque espera que suba y otro vende porque espera que baje. El tiempo dirá quién ha salido ganando, pero en el momento de la transacción, ambos esperan hacerlo y operan bajo esa premisa. Con las opciones simplemente se amplían las posibilidades y, en lugar de manejar solo el precio del presente, se puede acordar otros precios y diferir el momento a tener en cuenta. Pero el principio en esencia el mismo. En efecto, nadie regala nada. Todos quieren ganar y arriesgan una cierta contrapartida para lograrlo.