La primera regla de Buffett es no perder dinero. Cuando empezó celebraba reuniones en su casa invitando a médicos de su ciudad y gente a la que se le suponía con pasta, les invitaba a un caldo de pollo que preparaba su mujer y les garantizaba al menos un 6% de rentabilidad. Así que bajo ningún concepto se podía permitir perder dinero, pues se le iba en ello su carrera y sus finanzas. Parece que le fue bien con esa regla de “no perder dinero” porque en ningún año de su larga carrera tuvo un retorno negativo. Todo un hito.
Se le critica a veces por ser demasiado conservador (en sentido negativo), una fama que en parte se ganó diciendo aquello de “no invierto en este negocio X porque no lo entiendo” refiriéndose generalmente a las tecnológicas, pero en estas afirmaciones había no solo humildad sino a veces también cierto humor cínico. Buffett es un tío muy listo (“the smartest guy in any room”, se ha dicho de él) y puede entender las tecnológicas tan bien y mejor que la inmensa mayoría de los inversores.
Y va el viejito este bonachón que no invierte en tecnológicas porque no las entiende y que ya solo sabe tener el dinero parado y llega el año 2016 y se compra el 5% de AAPL a toca teja. La revalorización que lleva es brutal. Seguramente ha ganado más pasta invirtiendo en esta tecnológica que el 99,9% de los inversores / expertos en tecnología del mundo.
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