No soy capaz de valorar la influencia del independentismo en el aumento de la inseguridad de Barcelona. Pero creo que no es su causa principal. Y la razón obvia es que, si bien en mucho menor medida, la tendencia se da en otros sitios.
Os hablo de lo que conozco.
En Madrid, por suerte para sus vecinos, no llegamos ni de lejos a esos niveles de delincuencia. Ni siquiera me atrevería a decir que sea una ciudad más insegura ahora. Pero es un hecho que los cuatro años de “ayuntamiento del cambio” han sido devastadores y que el centro y ciertos barrios han llegado a un nivel de degradación intolerable.
Narcopisos, casas okupadas, asentamientos de indigentes alcoholizados, manteros, botellón y venta ambulante de alcohol se han normalizado. En las plazas de Malasaña o Lavapiés vuelve a verse gente drogándose a plena luz del día, como en las peores épocas de los 80. De la suciedad ni hablo. Sé que no es lo mismo, pero sin duda es el caldo de cultivo, un primer paso, de lo que ahora sufrís los de allí.
¿Las causas? Hablabas con la policía y te decían que estaban atados de pies y manos. Que el ayuntamiento les fiscalizaba y prácticamente les criminalizaba a ellos por cuanto hacían. Que muchas veces intervenir significaba arriesgarse a una investigación interna o a sanciones si vulneraban derechos fundamentales o ponían en riesgo la seguridad de los viandantes.
Supongo que muchos habréis leído sobre el caso de un mantero que sufrió un infarto en la calle. La Policía estaba socorriéndole, pero las fotos circularon por Twitter y empezó a decirse que le habían dado una paliza. Hasta aquí podría entrar dentro de lo normal. Pero lo increíble es que fue Romy Arce, una concejal, la primera en prender la mecha y llamar a la policía asesina, legitimando esa versión. ¿No es demencial? Quien tendría que velar por mantener la serenidad y esclarecer los hechos, atacó a la policía del propio ayuntamiento de que formaba parte. A raíz de ello, se produjeron unos graves disturbios que duraron un par de días. Y, lo que quizá no ha trascendido tanto, es que tiempo después, ya determinadas las causas, el Ayuntamiento invitó a dar el pregón de las fiestas del barrio al presidente del sindicato de manteros (¿no es de coña?), que lo aprovechó para atacar y volver a calumniar a la policía (que obviamente estaba presente haciendo su trabajo y no podía dar crédito ante tanta humillación).
Insisto, no lo equiparo. Los manteros son anecdóticos en comparación con los robos o navajazos que relatáis los de allí. Pero es un buen ejemplo de como ese buenismo cancerígeno que protege al delincuente en detrimento del ciudadano honrado es el germen de todo. El ayuntamiento de ahora ha intentado cambiar las tornas y se ha encontrado que, tras hacer una redada y detener a varios manteros, frente a la comisaría se les ha montado una manifestación de sus compañeros protestando por la represión policial que no les deja hacer su trabajo. Ayer mismo el desalojo de una casa okupa auspiciada por el ayuntamiento anterior tuvo que paralizarse ante la turba que se montó para impedirlo.
Para mí esa es la raíz del problema. Si trasladas que cumplir la ley es opcional vas poco a poco encaminándote al desastre.
A la gente que se quejaba yo solía decirle, pero ¿qué esperabais? El pleno de concejales está formado por varios okupas del Patio Maravillas, una imputada por asaltar una capilla, el creador reconocido de un programa de piratería cultural que tuvo un largo juicio por ello… Gente que considera que ante leyes que no les parecen justas o “molonas” la actitud sensata es incumplirlas. ¿Habéis votado a esos y ahora os quejáis de la dejadez en el cumplimiento de la ley y ordenanzas?
En fin, no sigo que me caliento. Me consuela que una importante diferencia con BCN es que aquí le hemos visto las orejas al lobo y con cuatro años hemos tenido suficiente.