Para comerse un truño no hace falta irse tan lejos …y TEF eso lo sabe bien, de primera mano. En su día, en mi opinión pagando “favores de alcoba” entre gobiernos, se fue a poner el huevo a Italia, con Telecom Italia. En 8 años q permaneció en ella perdió hasta la camisa. (NOTA: con los Italianos vas a palmar siempre, ya sea en el deporte o en los negocios. No hay marrulleros mayores, al menos a este lado del Océano. Al otro lado, Argentina posiblemente sea su “alter ego”). Y encima, merced a la ingeniería financiera, cuando vendió el último paquete, tras haberse comido TODAS las ampliaciones q los Italianos quisieron se permitieron el lujo de tirarse el pisto y salir diciendo q lo hacían con plusvalías en ese último paquete. Todo porque ya habían hecho el apunte contable cuando valían menos todavía en medio de la travesía del desierto… unos linces.
Después se compró O2, bueno, esto no es Italia, quizás por aquí vayamos bien … pero no, no fue bien. Y encima ni venderla en condiciones le han dejado. Ahora a tratar de hacer q valga para algo después de ni me acuerdo cuántos años palmando con ella.
Por el camino se quedaron con VIVO en Brasil. A priori Brasil, país con mogollón de peña y todos con ganas de contarse cosas por teléfono. Esto tiene q funcionar, ahora sí q lo petamos. Pues tampoco, leyes “anti lo petamos locales” primero, crisis regionales de voy y vengo después, aderezadas con varios “me voy patas abajo” del real brasileño terminaron por convertirla en otra aventura más de las de “lo q pudo haber sido”.
En medio de todo eso se salió de la China Unicom. Más q nada porque los chinos q son muy suyos le explicaron educadamente q si esto da pasta lo gobernamos nosotros y la ganamos nosotros y tú sí eso aporta mercados y negocio fuera de aquí. Ante eso optaron por coger el tren de las 15:15 y pirarse a hacer los “Brasiles” con el consabido resultado.
De cómo ha ido en nuestra querida y amada España creo que quien más quien menos todos sabemos cómo año tras año iban destruyendo y deteriorando la herencia del monopolio público heredado hasta nuestros días.
En fin, una novela, toda llena de capítulos sin final feliz.
Yo las tuve, y muchos años, y aunque era un tahúr, jugaba con las cartas marcadas y tenía las mangas llenas de ases falsos, a veces no he podido evitar recordar aquellos años de Villalonga, en los q un día sí y otro tb lo petaba cada vez que ponías el teletexto (no había Internet para todos) “para ver cómo iba la bolsa”.
Un saludo.