Me estoy imaginando la cara de un inspector escuchándote y asintiendo con comprensión paternal que con dos palmaditas en la espalda te acompaña a la puerta y te dice “si es que no hay que fiarse nunca de estos inventos, Otro ex-millonario arruinado por la estafa del BTC, ya llevo diez esta tarde, es una plaga.”
Y eso es todavía más chocante hoy en día debido a los valores ecologistas que se están inoculando.
Se promueve:
Reducción de residuos
Fomento del reciclaje y la reutilización
Promoción del ahorro de recursos (agua, electricidad, etc.)
Consumo responsable y sostenible
Hasta aquí todo perfectamente compatible con los estatutos de la Cofradía de la Virgen del Puño.
Y, sin embargo, existe una profunda contradicción: la mayoría de la gente consume todo lo que puede y está a su alcance. Esta desconexión es lo que Orwell llamaría “doublethink” (la capacidad de mantener simultáneamente dos creencias contradictorias).
No somos conscientes de hasta qué punto la simple acumulación de capital (es decir, ahorrar en vez de gastar) puede ser una de las acciones más ecológicas y sostenibles que podemos realizar. El dinero no gastado generalmente representa consumo no realizado, que se traduce en recursos que no se extraen del planeta.
Lo voy a ilustrar con un ejemplo vivido en primera persona:
Mis padres compran habitualmente botellas de gaseosa para acompañar las comidas. Con diligencia, depositan la botella de plástico en el contenedor correspondiente, e incluso se toman la molestia de separar el tapón para llevarlo a un contenedor específico que el Ayuntamiento ha instalado para tal fin. Cuando realizan este ritual de reciclaje, lo hacen con orgullo, sintiéndose partícipes de la causa ecológica.
yo conozco a mucha gente que ahorra, empezando por mis propios padres que siempre han sido ahorradores pero no conozco a casi nadie que invierta en bolsa, Sí que conozco a muchos que han invertido en pisos de alquiler y viven de eso.
Le expliqué hace un par de meses a mi pareja en qué consistía esto de los dividendos crecientes, le mostré la excel de cazadividendos con el cálculo a 15 o 20 años y le puse el ejemplo de empresas como Coca Cola o Johnson & Johnson que quizá no crecen siempre al mismo ritmo pero siempre superan el dividendo del año anterior. Le fui mostrando escenarios con diferentes crecimientos y se quedó sorprendido con el resultado a largo plazo.
Su respuesta fue: si estás tan seguro de que funciona, ¿por qué no lo hace todo el mundo? Y para eso no tengo respuesta.
Es que, como dice Bastos, el capitalismo no es algo natural. Hay que explicarlo. No tenemos el cerebro de primate preparado de forma natural para ello.
Y yo diría más: hay que repasarlo.
Si se me permite, voy a poner otro ejemplo personal:
Este verano de camino a la playa con mi mujer y mi hijo. Iba hablando con mi hijo de su cartera de acciones y de la cifra en que podría alcanzar cuando él tuviese mi edad incluso sin añadir nada más. Supusimos una rentabilidad del 6% anual. Sacó el móvil y empezamos a multiplicar secuencialmente por 1,06. Pues bien, no solo él y mi mujer quedaron impresionados, también lo quedé yó
Porque el cerebro humano no puede interiorizar el interes compuesto.
Incluso nosotros que lo conocemos, lo comprendemos y lo experimentamos no somos capaces de asimilarlo.
Gepeto dice:
Es cierto que el interés compuesto es un concepto difícil de comprender de forma intuitiva para la mayoría de las personas, y esto tiene que ver con cómo funciona nuestro cerebro. A nivel evolutivo, los seres humanos estamos mejor adaptados para tomar decisiones en función de resultados inmediatos o a corto plazo, porque históricamente, nuestras decisiones estaban ligadas a la supervivencia diaria: obtener comida, refugio o evitar peligros inmediatos.
El interés compuesto, sin embargo, es un fenómeno que se desarrolla de manera exponencial a lo largo del tiempo, lo que resulta complicado de asimilar ya que nuestro cerebro tiende a procesar el crecimiento en términos lineales. Este sesgo natural, conocido como anumerismo o sesgo de linealidad, nos lleva a subestimar o no anticipar adecuadamente cómo pequeñas cantidades de interés acumulado pueden generar grandes cantidades de riqueza en el tiempo. En lugar de ver cómo el valor crece de forma exponencial, solemos pensar en términos de sumas acumulativas o progresiones lineales.
Un ejemplo clásico es el del experimento mental de doblar un centavo todos los días durante 30 días. La mayoría de las personas intuirían que el resultado sería una suma modesta, cuando en realidad, el crecimiento exponencial termina en una cifra asombrosamente grande.
Este desajuste entre cómo percibimos el crecimiento y cómo funciona el interés compuesto es parte de la razón por la que a mucha gente le cuesta asimilar su potencial. Para superar esta barrera cognitiva, es necesario educarse conscientemente sobre cómo las inversiones y el tiempo pueden trabajar juntos de forma acumulativa.
En resumen: Toda la humanidad posee el sesgo de la linealidad (el cerebro humano solo es capaz de pensar en términos de sumas acumulativas o progresiones lineales)
en eso tienes razón, explicándole a mi pareja la Excel de GDI y haciendo pruebas con diferentes yields, crecimientos y tiempo total, yo mismo me sorprendía con el resultado a pesar de saber de antemano que el resultado era sorprendente, es una paradoja.
Exactamente, la incapacidad de comprender intuitivamente el interés compuesto es una de las principales razones por las que muchas personas no invierten o no aprovechan plenamente las oportunidades de ahorro a largo plazo. Al no percibir de inmediato los beneficios tangibles, tienden a priorizar las gratificaciones a corto plazo en lugar de las recompensas a largo plazo.
Además, la mayoría de la gente experimenta lo que se conoce como miopía temporal, una tendencia a enfocarse en el presente y a descontar el valor del futuro. Esto lleva a tomar decisiones financieras que buscan el beneficio inmediato en lugar de aprovechar las enormes ventajas que el interés compuesto puede proporcionar a largo plazo. Por ejemplo, gastar en bienes de consumo hoy parece más tangible que invertir para un futuro que parece lejano y abstracto.
Esta falta de comprensión no es solo un problema de educación financiera, sino también una cuestión de cómo estamos neurológicamente predispuestos a tomar decisiones. Las personas que entienden y aplican el interés compuesto, por lo general, son conscientes de sus beneficios a largo plazo y logran construir riqueza con el tiempo. Sin embargo, la mayoría de las personas necesitan educación financiera y planificación consciente para superar estos sesgos naturales y aprovechar el poder de la inversión.
En resumen, el hecho de que nuestro cerebro no esté diseñado para asimilar fácilmente este tipo de crecimiento exponencial es una barrera, pero con la correcta información y disciplina, es algo que se puede superar.
Resumen: Hay que ser “rarito” para invertir. Por eso el resto de la gente nos mira raro si hablamos del tema y tenemos que recurrir a escondernos en foros oscuros de la internet profunda …
También yo creo que como el interés compuesto es algo que se define a largo plzo, igual que nuestros proyectos, vivimos en una sociedad de la inmediatez donde el largo plazo no se suele considerar, incluso diría que da urticaria.
Esta es la sociedad del postureo, de compararnos y de aparentar lo que no tenemos o somos, por lo que no es compatible con largos plazos. Quiero ser mejor y más que mis vecinos hoy, no dentro de 30 años.
Los políticos, otro ejemplo, para ellos L/P no existe, solo ven hasta la próximas elecciones.
No todo el mundo tiene estómago para ver su dinero bajar un 30-40%. Ni siquiera muchos de los que piensan que lo tienen, a la hora de la verdad aguantan sin vender.
Si no se produjeran bajadas y las acciones subieran progresivamente, ¿Quién no querría invertir?