Los stoploss tienen sentido en plazos cortos y medios, donde una brusca bajada de la cotización puede mandar al traste tu estrategia.
A largo plazo, si quieres quitarte empresas con minusvalías latentes lo más probable es que no tomes esa decisión porque un día baje un 10 % de repente. Ese 10 % probablemente mande al carajo una operación de corto plazo (y de medio según el planteamiento), pero por el contrario puede ser una buena oportunidad para ampliar en una estrategia de largo.
La cuestión está en las razones por las que operas; en corto plazo te importan tres pimientos las razones por las que sube o baja la cotización, y vas a manejar análisis técnico. Es raro que esperes rentabilidades de más de un 10 % a corto plazo, por lo que esos movimientos bruscos pueden ser desastrosos (o convertirte en inversor de largo plazo involuntariamente).
Si inviertes a medio plazo probablemente manejes tanto análisis técnico como fundamental, y los movimientos bruscos del mercado pueden arruinar tu rentabilidad o dejarla en una rentabilidad mediocre. Aquí el stoploss es más o menos necesario dependiendo de la estrategia concreta, no es lo mismo un medio plazo de un año que de cinco.
A largo plazo un movimiento brusco que haría saltar un stop loss no tiene gran importancia. Si se debe a un cambio en los fundamentales de la empresa deberías poder identificarlo y decidir si vendes o no, y si es un cambio de esos que pasan “porque cualquier cosa puede pasar en jueves” o por una noticia que tú consideras que no tiene importancia lo normal es que te encojas de hombros o aproveches para comprar.
Como ejemplo, el año pasado me desperté viendo que Unilever bajaba un 10 % (o por ahí, no me acuerdo con exactitud). Antes de hacerme el café me puse a buscar el motivo, resulta que era porque salió a la luz que se había propuesto comprar GSK por una millonada y no le salió bien. Si lo hubiera hecho se hubiera tenido que endeudar una barbaridad. No sé muy bien por qué el mercado decidió que Unilever tenía que bajar un 10 % por no haber podido hacer una operación tan arriesgada, así que saqué liquidez de reservas estratégicas y compré más (y luego me hice el café). Si hubiera tenido un stoploss y me hubiera saltado me hubiera arruinado la estrategia de largo plazo, porque Unilever recuperó esa caida.
Un stoploss no tiene sentido para protegerse de caidas de un 60 % en una estrategia de largo plazo, si has comprado empresas aptas para largo plazo muy muy gordo tiene que ser lo que haya pasado para tener una caída así de sopetón, lo normal es que puedas tomarte tu tiempo para decidir, por lo que si tienes una empresa a -60 % se supone que es porque crees que se recuperará.
Además, si compras empresas que pagan dividendo es posible que tengas la cotización en negativo pero la rentabilidad en positivo (lo que opines sobre la ideonidad de esa situación es otra cuestión), por lo que el stoploss podría saltar con un total return positivo.
Vamos, que los stoploss no creo que tengan sentido para caidas de 20-30 % o más, y es inusual que se produzcan de golpe en el tipo de empresas que solemos elegir para largo plazo (y si suceden en un lunes negro no deberíamos darle importancia, ya recuperarán). Para protegerse de esas caidas lo normal es que tengas tiempo para reaccionar (si quieres hacerlo). Mi posición con mayor rentabilidad la vi a -31 % en 2020. Ahora mismo está a +166,70 % sin contar dividendos, y eso que aumenté el precio medio de compra respecto al que tenía cuando las llevaba a -31 %. Un stoploss me hubiera arruinado la operación, en cambio hubiera tenido sentido si hubiera sido una operación que hubiese querido cerrar en semanas o meses.