Sector Bebidas Alcohólicas

Es alcohol no sirve por sí mismo para divertirse. Sirve para desinhibirse y así poder

  • hacer el chorra en una reunión.
  • atreverse a intentar una aproximación con intereses sexuales
  • olvidar desengaños, fracasos,…
  • etc.

El tabaco sirve para

  • disculpa y/ó motivo para iniciar una aproximación con fines ulteriores…¿ tienes fuego ?.
  • romper el hielo en una reunión…¿ fumas ?.
  • pasar el tiempo durante la espera a una cita que se retrasa.
  • etc.

Los motivos son idénticos ya que ambos, utilizados en exceso, son letales tanto para la salud propia como para la de los acompañantes.

  • En el caso del tabaco lo sufren los “fumadores pasivos”.
  • En el caso del alcohol lo sufren las familias vía maltratos y malos ejemplos.

Desde luego que la “ley seca” fue una estupidez que únicamente consiguió dar el empujón necesario para que las mafias consolidaran su poderío económico.

Ahí sí que estoy de acuerdo contigo.

Salu2

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:rofl::rofl::rofl:

Pero podemos arriesgarnos poniéndole frutos secos, rulo de cabra y aceto balsamico di Modena, y bajarla con voss.

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Los fabricantes de bebidas espirituosas se enfrentan a un cóctel de desafíos preocupantes, desde aranceles hasta abstemios.

fabricante de coñac francésRémy Cointreau El miércoles se convirtió en el último fabricante de bebidas espirituosas, después de Diageo.yPernod Ricard, a retirar sus objetivos de ventas ante la creciente incertidumbre económica y comercial.

El prestigio —y a menudo los requisitos legales— asociados a las bebidas espirituosas y los vinos implican que dependen en gran medida de la producción local y, por lo tanto, están muy expuestos a los aranceles de importación estadounidenses. El champán, por ejemplo, debe producirse y embotellarse en la región de Champaña.

“En el caso de las bebidas espirituosas y los vinos, se tienen reservas de terroir, lo que significa que se produce localmente y se exporta. Por lo tanto, es mucho más vulnerable a las tensiones geopolíticas”, declaró Sanjeet Aujla, analista de UBS, a CNBC por videollamada.

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La comparativa entre alcohol y tabaco no la veo real. Que ambos son productos nocivos es su único punto en común (para nada metería los videojuegos en ese cesto).

Pero hay muchas diferencias entre ellos. El tabaco parece crear más adicción y el fumador lo hace de forma muy regular y habitual (alguna vez escuché que la media es un paquete diario entre fumadores) con lo que en ese sentido es un cliente fiel y de por vida. Tiene la ventaja para ellos que no influye negativamente en su vida como ocurre con el alcohólico que suele perder empleos, familiares, amigos…

Así que en cantidades grandes el alcohol parece más nocivo, a cambio el alcohol lo consume más gente que el tabaco en cantidades pequeñas (el que bebe ocasionalmente es muy superior al que fuma ocasionalmente) pero el que bebe una copa en una Nochevieja o boda o se toma una cerveza viendo un partido o una tarde de terraceo puede sustituir este consumo por cualquier otro producto no alcohólico con facilidad. Pero con el tabaco no ha podido ni el sacarlos de los bares (siempre me sorprendió ver cómo la gente salía al frío y a la lluvia solo para fumar).

Estas consideraciones “de andar por casa” pero que todos vemos pienso que muestran que la robustez del negocio del sector tabaco es mucho mayor que el de bebidas alcohólicas.

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Yo de verdad que últimamente me parto de la risa cada vez que escucho que la gente ya no bebe y que va a dejar de beber.

Y cada vez que se vincula el éxito de las empresas de bebidas alcohólicas a la escasez o abundancia de “alcohólicos adictos”. Esto demuestra una gran ignorancia.

Las Diageo, Brown Forman y CIA no hacen negocio con los alcohólicos adictos que son una minoría irrisoria. Hacen negocio por el “consumo social”. Por los cubatas que se toma la gente al salir de juerga, por las copas de celebraciones ocasionales en reuniones familiares, Navidades, bodas, comuniones y bautizos… Por esa botellita especial que regalas o que tienes en casa y un largo largo etcétera.

Este es un negocio que ha existido siempre y seguirá existiendo. Es un buen negocio muy rentable y la clave es comprarlo a buenas valoraciones, es decir, este es el momento de comprar.

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Totalmente de acuerdo. Y ese consumo cada vez es menor. Mucho menor de hecho.

Es que toda la narrativa me suena a cuando se predijo la debacle de las marcas tradicionales. Desde entonces PG ha subido en cohete.
Vamos a ver cómo resulta el tema con el bebercio. En mi caso llevo varias copas de más y ya me da vértigo. Pero si DEO, se acerca a los 90 no me voy a poder resistir.

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Puede, y sin embargo, no lo hace. El alcohol está arraigado en cualquier civilización, desde los egipcios. Basta con darse una vuelta por el centro de cualquier ciudad, a ver qué se están tomando las personas en los bares, si agua natural o cerveza/vino. Y si luego siguen de fiesta, a ver si se piden un zumo o un cubata. Pero es que esto sucede en todos los países, la forma de celebrar, de compartir, de socializar, siempre está (lamentablemente) con alcohol de por medio.

Vuelvo a recomendar la película nominada danesa a un Óscar (y ganadora, creo) “Otra Ronda”. Trata este tema y es magnífica.

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En los últimos dos o tres años he disminuído muchísimo lo que bebo, entre otras cosas porque por lo general bebo cerveza pero en exceso me sienta mal. Pero si me apetece quedar en un pub con amigos o sentarme en una terraza me resulta difícil tomarme un zumo (me saben demasiado dulces) o una coca-cola (mucho azucar). A veces me los tomo, pero la mayoría me pido la cerveza aunque he pasado de la pinta (o medio litro) a la medida pequeña. Para consumo casero compramos muy de vez en cuando mientras que antes siempre teníamos alguna cerveza por si acaso, pero si quiero tomarme algo viendo un partido me bajo al super y pillo cerveza y no un zumo.
Sólo es mi experiencia individual, pero no me resulta es tan fácil sustituir este consumo con otro producto no alcohólico. Creo que, sobre todo si se decide cortar con el alcohol por algún tema de salud/dietético/bienestar, la alternativa no es necesariamente un zumo o un refresco y no sé cuánta gente se pide una botella de agua cuando va a un bar. Una copa en vez de tres, una cerveza pequeña en lugar de una grande. Disminuye el consumo pero no se elimina. No se cuán fácil es dejar de fumar un paquete diario y limitarse a tres cigarrillos por día.

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Que le pregunten a cualquier embarazada cuántas alternativas no alcohólicas hay cada vez que sale a la calle…

Yo quiero pensar que se nota el bajón después de la euforia post covid, que hay menos pasta para gastar en estas cosas si vas justo para lo que es imprescindible y una última reflexión sobre DGE y sus marcas: yo antes creía que DGE llevaba más tema premium y que igual notaría que la gente va a ginebras más baratas y tal. Pero luego en realidad, un tanqueray es lo que hay en todos los bares y las marcas premium son otras que sólo encuentras en lugares concretos y tal. Pero la peña que se toma un gintonic después de la cena/comida con amigos o hasta organizando en un txoko, creo que compra o Tanqueray o Sigrams de calle.

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Hay que recordar también que el tabaco y el alcohol están fritos a impuestos y es una tremenda fuente de cash para los estados.
La gente paga gustosamente y no se queja ante las subidas, todo lo contrario que con los combustibles o las energías que si te pasas dos pueblos se te rebota el electorado.

Se puede llegar al esperpento japonés de la campaña “Sake Viva”

Yo en muchas ocasiones tomo cerveza sin alcohol.

Siendo sincera, nunca la he probado. Viviendo en Praga, lo mismo me echan del país si me atrevo a pedir (un par de veces al pedir male pivo, que es la pequeña me han comentado “la de los niños”).
La próxima vez que vaya al super compro una, a ver qué tal.

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Y aún siendo cierto las empresas de bebidas alcohólicas llevan una década (o más) perdida. No sé con exactitud cómo habrán sido los resultados pero para el accionista han sido una pésima inversión.

Me apunto la peli!

DGE está especializado en bebidas de la gama media-alta pero no es el único que pierde ventas. Aquí están las pérdidas en ventas de bebidas alcohólicas de gama alta que también está sufriendo LVMH. Si no queréis ver el vídeo completo, podéis ir directamente al minuto 12,15 del siguiente vídeo.

Salu2

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Dejo este link donde hacen un buen análisis de los actuales problemas del sector de las bebidas Alcohólicas. Comentan los cambios en las tendencias de los consumidores que se preocupan más por perder grasa, el impacto de la legalización del cannabis, los efectos que tienen los fármacos GLP 1 (Ozempic etc…) y los cambios de consumo de la generación Z.

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El negocio de bebidas alcohólicas en China parece estar en crisis

Primero los funcionarios aterrorizados se pusieron furiosos; ahora los jóvenes se están poniendo secos.

China sigue siendo el mayor mercado mundial de bebidas alcohólicas. IWSR , un proveedor de datos, estima que en 2021 China consumió alrededor de una quinta parte de todo el alcohol del mundo, produciendo aproximadamente una cuarta parte de las ventas globales en valor. Pero el panorama es más sombrío que una pizza en la acera. La producción de baijiu, la bebida preferida del país, ha caído más de la mitad desde 2016, y la demanda en el extremo inferior del mercado es la que más ha caído. La producción de cerveza, la segunda bebida favorita de China, alcanzó su punto máximo en 2013. Las empresas intentaron compensar los menores volúmenes vendiendo bebidas más caras, pero esa estrategia ha fracasado. Cinco de las siete mayores cerveceras de China vieron caer sus ventas el año pasado. Las ventas de vino (que nunca ha sido un placer generalizado) se han desplomado dos tercios en cinco años.

La política es una explicación. El gobierno sigue obsesionado con que los miembros del partido, de los cuales hay alrededor de 100 millones, lleven vidas más sobrias…

Una economía lenta es un segundo factor. Clubes de karaoke, bares y restaurantes cerraron masivamente durante años de estrictos confinamientos para frenar la propagación de la COVID-19. Quienes sobrevivieron han tenido que lidiar con nuevos problemas. Los hogares están optando por ahorrar una mayor parte de sus ingresos que antes de la pandemia. Un desplome inmobiliario , entre otras presiones, ha provocado un desplome del gasto de los consumidores.

El tercer factor que frena el consumo de alcohol es que los jóvenes chinos, al igual que sus pares en gran parte del mundo, simplemente son menos aficionados a la bebida que las generaciones anteriores. Tienden a preocuparse más por una vida sana que sus mayores; son más escépticos con las etiquetas, a menudo estampadas en los licores chinos, que afirman que son buenos para la salud. Estos jóvenes tienen sus propios vicios: últimamente, las cadenas de cafeterías chinas, en rápido crecimiento, han cautivado a los urbanitas de moda con refrescos cuestionables, como lattes con sabor a cerdo y teapuccinos oolong. Pero los subidones que anhelan los jóvenes de hoy se basan principalmente en cafeína y azúcar.

En particular, los jóvenes rechazan la cultura de alcoholismo en el lugar de trabajo

Todo esto son buenas noticias para la salud pública, pero para la industria del alcohol, un dolor de cabeza. Para los fabricantes extranjeros de bebidas, las guerras comerciales están agravando la situación. Entre 2020 y 2024, China impuso aranceles de entre el 116 % y el 218 % al vino australiano, lo que provocó una caída en picado de las importaciones. En octubre pasado, las autoridades aduaneras aumentaron los gravámenes al coñac francés después de que Europa incrementara los aranceles a los vehículos eléctricos chinos, un grave problema para empresas como Rémy Cointreau y Pernod Ricard. Y este año, la cerveza estadounidense también se ha enfrentado a gravámenes más altos en represalia por los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump a los productos chinos.
¿Qué hacer? Empresas tanto extranjeras como locales están recortando precios.

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