Retomo este comentario, que ha tenido un feliz y fructífero desenlace.
No voy a poner correos como suelo hacer, ya que en este caso no eran, ni automáticos ni impersonales. Espero que lo entendáis, y a cambio os haré un pequeño resumen.
A ese correo, recibo una contestación personal, personalizada y extensa, de un responsable de la oficina más cercana a mi domicilio, en la que me justificaron el cobro y me demostraron que realmente me cobraron exactamente lo que me tenían que cobrar (fallo mío en los cálculos).
Pero esto no es lo importante, ya que a pesar de que yo no tenía la razón, como dije anteriormente, el correo es de una elegancia y saber estar de admirar. Aunque no sea lo importante, al final del mismo, me dice que si quiero puedo pasar por la oficina a recoger un pequeño obsequio.
La persona en cuestión, estaba de vacaciones, y yo le dije si le importaba avisarme cuando volviera e ir a conocerlo personalmente, a lo que acepto. Para mí, una persona así, creo que es merecedora de esa deferencia.
Este viernes, pasé por la oficina a saludarlo y cambiar impresiones. Me reconoció que el regalo de las acciones tampoco son de su agrado y que otros incentivos más personales y de fidelización hubieran sido mejores.
Tengo que reconocer que me cayó muy bien, y todo de lo que he escapado estos años usando la banca electrónica, me rebotó y me explotó. Lo impersonal, anodino y frustrante de estar en una entidad bancaria física fue borrado de un plumazo.
Seguiré sin pisar una entidad todo el tiempo que pueda (mi pareja me miró como si estuviera loco cuando le dije que iba a un banco), pero tengo que reconocer que en esa entidad saben tratar a la gente (no es en la entidad que más dinero tengo, por si creéis que es por eso).
PD1: os estaréis preguntando por el pequeño obsequio, como sois. Una botella de vino que superaba con creces los impuestos que tuve que abonar a recibir el “REGALO ENVENENADO”.
PD2: sabéis que es difícil leerme escribir bien de una entidad bancaria/inversión, porque por lo general no se lo merecen, pero en este caso es diferente, yo no tenía razón, y aún así, fueron amables, pacientes y generosos. Chapó por Renta4 en este caso y la persona que trató conmigo.